Pretender englobar en un concepto la llamada inteligencia global es meramente hipotético. A pesar de los esfuerzos por determinar métodos o formas de medir la inteligencia humana, representarla a través de una medida racional como lo es el promedio por país, resulta también muy aventurado.
Sin embargo, debemos aceptar que también resulta imposible abstraernos de ello, pues a pesar de lo impreciso o complejo que resulte, al menos nos permite visualizar un escenario comparativo, y por ende, rico en potencialidades de exploración y esfuerzos por avanzar en tan delicado tema.
Aunque no existe un sistema parametrizado internacional al respecto, priva un principio de espíritu por adoptar los indicadores del Coeficiente de Inteligencia a la fecha generados por la Organización Mundial de Comercio, así como una media docena de criterios o teorías que intentan elucidar el enigma.
A la fecha, las teorías más recurrentes, son:
1. La alimentación.
2. El clima.
3. El tamaño del cerebro.
4. La historia de cada pueblo.
5. El sistema económico de cada país.
6. El modelo educativo prevaleciente.
La teoría basada en la alimentación, centra su relevancia en el valor energético de países que comen en abundancia pescado. Si ello fuere cierto, países como Hong Kong y Japón justificarían su aparición en los primeros lugares. Sin embargo, si analizamos la tabla de Coeficientes Intelectuales por país, la regla no se cumple a cabalidad.
En torno al clima, se estima que los países fríos son ambientes más proclives a elevar la inteligencia de sus habitantes. Aunque aparecen Dinamarca, Suecia y otros más, no se cumple para el caso de los países asiáticos.
La teoría que basa su fuerza en el tamaño del cerebro, tiene en los países orientales una significancia importante, más no por ello se cumpla en el resto de participantes.
La historia como punto de partida, coloca al pueblo alemán como uno de los países considerados como el más inteligente, sin embargo, ser perdedores de la Segunda Guerra Mundial no los hace parecerlo, y sin embargo sí ser un detonante de motivación para el pueblo entero. Otro buen ejemplo se tiene en el pueblo italiano, pues si revisamos la historia, este pueblo surge de la invasión de los alemanes nórdicos, lo cual pone en entredicho también que los valores de inteligencia referidos, sean más una mezcla que un dato puro.
Un factor que parece sí influir en el CI por país, es su sistema económico, o más bien, su economía. Para países que ostentan un PIB (Pfoducto Interno Bruto) y un PNC alto, se evidencia una aplicación de recursos en el status social de sus habitantes, provocando un confort y plataforma de valor importante.
Pareciera mentira que la educación per se no ocupe los primeros lugares de importancia en esta lista. Las razones parecen ser que mientras no exista un crecimiento integral del individuo, los esfuerzos por mejorar sus educación se ven afectados seriamente.
INTELIGENCIA, PROBLEMA DE ACTITUD DE UNA SOCIEDAD
Existe una tesis que involucra el aspecto del comportamiento humano en su conjunto, como punto de partida para establecer porqué hay sociedades mejores unas que las otras.
Si omitimos valores como la historia, la economía o la alimentación como fuentes generadoras de inteligencia, la "actitud" de una sociedad es un tema fascinante. Pero, ¿qué debemos entender por actitud de una sociedad?
La respuesta parece encontrarse en una combinación que se da, bidireccionalmente, entre el conjunto de costumbres que se atesoran y practican tradicionalmente, en concordancia con la promoción o impulso por parte de las esferas gubernamentales.
Un buen ejemplo lo encontramos en la práctica del orden y limpieza practicados en las calles. Ciudades como Montreal, Canadá; Tokio, Japón, o Estocolmo, Suecia, muestran niveles de limpieza en verdad excepcionales. En ese sentido, parece surgir la magia por la combinación de dos factores: la actitud individual del ciudadano, y el control y ejercicio de la autoridad de forma compartida: "Te veo tirar basura-Te obligo a recogerla"
Si vamos más a fondo, sociedades donde el nivel de credibilidad del gobierno es bajo, así como un nivel de impunidad alto, se traducen en sociedades que ejercen actos de desobediencia y desorden muy lamentables. Ahora bien, el punto no es ése, sino cómo es que cada uno de nosotros puede convertirse en agente de cambio para mejorar el comportamiento y actitud de nuestra sociedad. Para tal fin, nos centraremos en un aspecto motivacional individual, el cual llevado a escala de una sociedad, promoverá un cambio dramático en el comportamiento de la sociedad en su conjunto.